Dentro de cada uno de nosotros hay dos Luces. Una Luz es estable, constante, La otra es una chispa que parpadea. Ambas nos empujan a buscar las otras Luces (las personas) con las que estamos conectados y a completar nuestra misión con ellas en este mundo. Hay ciertos momentos en nuestra vida en los que podemos sentirnos estancados; quietos; incluso encarcelados. Estamos en el proceso de buscar esta Luz estable dentro de nosotros. Y eso requiere paz y tranquilidad, estabilidad y consistencia. Hay otros momentos en nuestras vidas en los que podemos encontrarnos en una búsqueda externa, cambiando constantemente de lugares y escenarios, viajando en búsqueda de otras Luces que necesitamos para poder brillar con fuerza. Nuestras Luces se unen y se convierten en una llama más grande. Al final del día, lo más importante es cómo compartimos nuestra Luz con las personas que transitan este camino con nosotros, y encontrarlas. Cada día conocemos a